Original publicado en la revista Basket Fem. Octubre 2014
Ser
mujer es jugar permanentemente en el lado débil. En la vida como en
el deporte. Lo digo yo y lo habrá pensado sin duda la nueva capitana
del equipo de Copa Davis Gala León, a quien con su estrenado cargo
le ha llovido la consabida carga de críticas machistas, gestos de
asombro y risas asociadas a los más rancios tópicos sobre la
idiosincrasia del sexo femenino. La reacción más llamativa, por
tratarse del que desde hace años entrena al mejor tenista del mundo,
ha sido la de Toni Nadal quien no ha tardado en cuestionar a la directora
deportiva de la RFET con argumentos que me gustaría analizar aquí:
“Gala
León no es conocida en los circuitos profesionales masculinos”.
Si Nadal alude a su falta de curriculum deportivo, habría
que recordarle que Gala León alcanzó el puesto 27 del ranking WTA y
se mantuvo durante nueve temporadas entre las cien mejores tenistas
del mundo, algo de lo que ni de lejos podría presumir alguien que,
como él, nunca fue tenista profesional. Obviamente no es
imprescindible haber sido un gran deportista para ser un gran
entrenador (Toni Nadal es la prueba). Tampoco todos los grandes
deportistas han llegado a ser grandes entrenadores ni a liderar con
éxito a un grupo de jugadores. El mundo del deporte está lleno de
ejemplos paradigmáticos de uno y otro signo.
“No
tiene conocimiento del juego que se desarrolla en el circuito
masculino”.
Que una tenista profesional, directora deportiva de la RFEF y
entrenadora profesional con años de experiencia carezca de
conocimientos sobre el tenis en general y el masculino en particular
(?) no es creíble. En cualquier caso, no hemos escuchado decir nada
parecido respecto de la pléyade de entrenadores masculinos de
equipos y deportistas femeninos, ni tampoco acerca de aquellos
entrenadores que asumieron altas responsabilidades careciendo en ese
momento de experiencia y formación. ¿Se imaginan a Amaya Valdemoro dirigiendo al Real Madrid de baloncesto? ¿Pensaban que Juan Orenga
entrenaría a la mejor selección española de todos los tiempos?
“Nunca
un equipo de Copa Davis ha sido dirigido por una mujer”.
Lo que resulta sorprendente es que en pleno siglo XXI haya quienes
sigan despotricando contra las mujeres que aspiran a estar al frente
de equipos deportivos. Supongo que la misma rabia les invadirá
cuando constatan que hay mujeres que pilotan aviones, mandan
batallones, dirigen bancos o presiden Naciones. Si eres chica debes
llegar a ser bonita como mamá. Ser inteligente, como papá, es
aspiración legítima y exclusiva de los chicos (hipercor dixit)
Me
reservo para el final el más pedestre de los argumentos de Nadal
contra la idoneidad de Gala León: “Es
una dificultad logística difícil de superar, cuando en los equipos
de Copa Davis te pasas tanto tiempo en un vestuario con poca ropa,
que una mujer esté por allí dirigiendo la competición”
El
antediluviano refrán “el hombre es fuego y la mujer estopa...”
recargado por quienes siguen empeñados en olvidar dos hechos
palmarios: primero, que solo en las pelis porno los hombres y las
mujeres se comportan como máquinas del amor, siempre excitados,
siempre dispuestos a perder la cabeza y el sentido de la
responsabilidad por un trozo de carne musculada; y segundo, que ni
todos los hombres ni todas las mujeres son heterosexuales. Creo que
los temores de Nadal y sus corifeos nada tienen que ver con el pudor
sino con el poder. Que sepamos no se muestran tan recatados cuando
las mujeres en lugar de a dirigir entran en un vestuario masculino a
limpiar o a dar masajes. Tampoco suelen ver dificultad “logística”
alguna en que un congénere masculino entre en el vestuario de su
equipo femenino de baloncesto, de voley o de fútbol. Quizás dan por
sentado que la educación - eso que nos impide irrumpir en un
espacio privado sin llamar o convocar reuniones de trabajo en el
baño precisamente cuando la gente lo está usando - es, como el
brandy soberano y la profesión de entrenador, cosa de hombres.
Solo
la lógica patriarcal está detrás del escándalo por que una mujer
lidere el equipo español de Copa Davis (no quiero pensar en la que
se organizará el día que alguien por fin se atreva a poner a una
mujer al frente de un gran equipo profesional de fútbol o de
baloncesto). Cuando definitivamente rompamos con esta nefasta
antigualla intelectual empezaré a creer en las solemnes
declaraciones de principios acerca de los sagrados valores que
intentamos cultivar la gente del deporte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario