jueves, 6 de febrero de 2014

LAS VENTAJAS DEL NOSOTROS


En mis clases de filosofía suelo utilizar el deporte como metáfora de la vida. En una de las últimas reflexionamos sobre la virtud, entendida como excelencia que permite a quien la posee realizar de la mejor manera su condición. Pregunté a propósito a mis estudiantes que cuáles consideraban que eran las virtudes de un deportista, de una deportista. Mi alumna Gema (@GemiitaR5), futbolista de talento y apasionada filósofa, elaboró una meditada lista de virtudes colectivas: generosidad, altruismo, empatía, solidaridad, compañerismo, humildad, cooperación... Hice de abogado del diablo al preguntar si era por cualidades como esas que los cracks del fútbol, los futbolistas excelentes, costaban una cantidad tan indecente de dinero. La chica, que captó a la perfección mis intenciones, aceptó que, mal que la propaganda los maquille, en el podrido mundo del deporte profesional ídolos como Messi o Ronaldo no son valorados precisamente por sus virtudes morales (en más de una ocasión su comportamiento es, por el contrario, enormemente egocéntrico e insolidario), sino por sus cualidades técnicas y su codicia de depredador. Sin embargo, ella dejó bien claro que no entendía que se pudiera ser buen futbolista sin ser excelente persona, entendiendo que las buenas personas son aquellas que hacen del vínculo social su prioridad existencial.